Cuando el sábado 12 de julio a las 18:12 una bala pasó a unos 0,4 centímetros del cráneo de Donald Trump , la nación contuvo la respiración. Como el día del asesinato de John Kennedy en 1963, todos recordarán dónde estaban al enterarse de que Trump pudo haber muerto a tiros. La diferencia es que no tuvieron que esperar días para que las imágenes de este grave caso de violencia política se imprimieran en diarios, o años para que las cadenas de televisión emitieran una grabación granulosa. En minutos, cientos de millones de personas vieron en sus teléfonos el momento