—Hijo, ¿estás bien? —Sí, mamá, de verdad, lo estoy. Pero los pulmones no están respondiendo bien. Respiro al 100% pero con la máquina de oxígeno. —¿Tú estás tranquilo? —Sí, lo estoy. De momento me dicen que si no respondo como ellos quieren me entubarían, esa es la realidad. Llevaré la máscara más tiempo y hablaré poco por teléfono. —No hables nada, mejor estate descansando. —Tranquilidad, tengo 94 de oxígeno ahora mismo, de momento no pasa nada. —Vale, pero tú estate tranquilo, por favor. —Sí, no te preocupes. Tardaré en contestar, me ponen la máquina. Te quiero. Esta fue la última conversación por whatsapp entre Carlos Marín y su madre, antes de que el cantante de Il Divo falleciese el 19 diciembre de 2021 en un hospital de Manchester por complicaciones derivadas del COVID-19. La tragedia rompió por completo la relación entre la familia de Carlos y el resto de los miembros del famoso trío vocal. Hace tan sólo unas semanas, la madre y la hermana del artista aparecieron en ‘Y ahora, Sonsoles’ y dijeron sobre ellos que «ni siquiera» les habían dado el pésame. Los ex compañeros de Carlos aseguraron que les fue imposible acudir a despedirse, pero la hermana replicó en el citado programa: «Les ofrecimos entrar al tanatorio por el garaje para evitar a la prensa, pero no quisieron venir. Mi hermano pensaba que estaban con él en el hospital, pero lo abandonaron y se fueron a Londres». La hermana de Carlos también lamentó en directo que Il Divo reanudara los ensayos con un sustituto tan solo tres días después de que ingresaran a Carlos, asegurando que «una cosa así no se hace, es intolerable». Ellos, sin embargo, se defendieron unos días después: «Nos dijeron que serían entre seis y dieciocho meses para que volviera a los escenarios. No fue un plan oculto, fue para cumplir los compromisos ya firmados mientras esperábamos su recuperación. Después de su triste fallecimiento, hemos tenido muchísimos mensajes de los fans alrededor del mundo que nos rogaban «por favor, chicos, que esto no sea el fin de la música»». «Eso es mentira», asegura Rosa a ABC unos días después. «Mi hermano murió sin saber nada de que iban a continuar sin él. Si sólo iba a ser una sustitución temporal, ¿qué problema había en decírselo?». Según ella, en la entrevista de Il Divo con Sonsoles hubo más mentiras. «Dijeron que llevaban años sin ver a mi madre, ¡pero la habían visto el domingo anterior! Ella fue al cementerio a visitar a mi hermano, y cuando ya se iba a marchar, de pronto vio a cuatro hombres trajeados acercándose a la tumba de Carlos . Eran ellos. Al principio mi madre se desahogó diciéndoles cuatro cosas, pero luego acabaron todos abrazados llorando. No entiendo por qué luego dijeron que no la habían visto en años. Yo creo que fueron para intentar dar la imagen de que quieren arreglar lo que hicieron mal ante los fans, porque ya no llenan los conciertos». Lo que sí se ha solucionado por fin, al menos en parte, es la agria disputa por su herencia, que ha durado tres años. Su ex mujer, Geraldine Larrosa, recibió un piso que Marín tenía en Madrid, valorado en 700.000 euros más otros 300.000 pendientes de abonar de hipoteca. Ella exigió que la madre de Carlos se encargase de pagar esa cantidad, pero la progenitora se negó y el caso llegó a los juzgados tras una demanda de Larrosa. Finalmente, la justicia desestimó la denuncia y el asunto se resolvió el pasado mes de octubre con un acuerdo extrajudicial, por el cual la Larrosa ha obtenido la custodia de la propiedad a cambio de retirar el pleito y pagar los gastos hipotecarios. «A pesar de lo mal que se portó Geraldine, mi madre ha decidido cumplir con los deseos de mi hermano. Jamás pensé que esta mujer intentara arruinar a mi madre como lo está haciendo», dijo la hermana de Carlos tras conocerse la decisión. Dos meses después, lo aclara en su entrevista con ABC: «Mi madre era la heredera universal de Carlos, pero sabía que él quería que Geraldine se quedara esa casa. Por eso hemos decidido dejarlo así. Y eso que sabemos cosas muy feas de Geraldine… Ella estuvo mensajeándose con amigas en un grupo de whatsapp, con audios en los que decía todo lo que iba a hacer con la herencia, con una voz en la que no había el menor rastro de pena. No se dio cuenta de que el móvil de Carlos seguía incluido en el grupo, y por eso he podido escuchar los audios . Me han partido el corazón». La familia de Carlos ha estado afrontando las deudas que el parón de la pandemia generó en las cuentas del artista. Han tirado de ahorros y préstamos, tuvieron que hipotecar la casa de la madre, y aunque la recuperaron con el seguro de vida de Carlos, ha llegado un momento en el que Rosa ha tenido que poner a la venta la suya. Ahora está intentando cerrar la empresa de su hermano, pero le falta la firma de Geraldine porque ella poseía un pequeño porcentaje de las acciones. Tenían una cita con el notario este mismo jueves en el que se cumplían tres años de la muerte de Carlos, a la que su ex mujer, que le ha estado dando largas con este tema, estaba convocada por burofax. «Pero no ha acudido», lamenta Rosa. «Así que tendremos que volver a los líos de abogados. Esto es una tortura».
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Author : (abc)
Publish date : 2024-12-19 17:40:45
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Tres años sin Carlos Marín: un desenlace que sigue doliendo y una herencia tortuosa
