Estados Unidos, México y Canadá, estos serán los países organizadores de la próxima Copa del Mundo de Fútbol en 2026. Dieciséis sedes, miles de kilómetros entre cada ciudad, varios husos horarios y tres climas distintos. Aunque la cita mundialista se celebre en verano, nada tiene que ver el periodo estival de Vancouver (Canadá), con el de Miami (Estados Unidos) o con el de Guadalajara (México). Los grandes eventos deportivos suelen disputarse los veranos, una vez acabadas las temporadas regulares. Sin embargo, el calentamiento global está provocando más de un quebradero de cabeza a los organizadores. La preocupación por las altas temperaturas y el fútbol apareció tras la elección de Catar como la sede de la Copa del Mundo de Catar en 2022. Por primera vez en la historia, el campeonato organizado por la FIFA salió de los meses de verano para irse a finales de año. Un movimiento para evitar los 45 grados de media que se sufren entre junio y septiembre. Los partidos se llevaron a noviembre y diciembre, cuando el mercurio del termómetro cae entre los 26 y 32 grados. En 2026, el Mundial se llevará a cabo entre el 11 de junio y el 19 de julio, «justo cuando las temperaturas de verano en América del Norte están llegando a su punto máximo», denuncia Marek Konefal, miembro de la Universidad de Ciencias de la Salud y del Deporte de Wrocław. En una investigación publicada este jueves en la revista Nature, este científico pone el foco en el estrés térmico que pueden sufrir los deportistas al realizar ejercicio de alto nivel físico con temperaturas excesivas. Según la normativa y reglamento médico de la FIFA, cuando se disputa un encuentro por encima de los 32 grados se harán dos descansos en cada uno de los 45 minutos juego para que los jugadores se hidraten y refresquen. Sin embargo, Konefal asegura que este valor no tiene en cuenta otros factores como la humedad. Los cálculos realizados en su estudio publicado este jueves advierte que 10 de las 16 sedes preparadas para albergar la próxima Copa del Mundo en América del Norte podrían poner a los competidores en riesgo de estrés térmico extremo, y los sitios de mayor riesgo se encuentran en Arlington y Houston (Estados Unidos); y, por último, Monterrey en México. En estas ciudades, «justo en las horas que se disputarán los encuentros» -apunta Konefal-, se alcanzan valores promedio superiores a los 49,5 grados. «Esto representa un alto riesgo para los deportistas», añade. En zonas como Arlington y Houston a última hora de la tarde se sobrepasan los 50 grados. «Tienen que cambiarse las horas de disputa de los encuentros por la salud de los futbolistas», concluye el informe. No es la primera vez que se adelanta la disputa de encuentros deportivos. En LaLiga, desde hace varias temporadas, los horarios se acomodan, en verano, a los momentos más frescos. Así es frecuente ver partidos que dan comienzo a las 23:00 horas y se evitan las horas centrales del día. En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, celebrados un año después por la pandemia originada por la Covid-19, la prueba del triatlón se adelantó a las 6:30 de la mañana para evitar que la humedad y las altas temperaturas afectaran a los olímpicos. A pesar de ello, no se evitaron los 30 grados ni las imágenes de los triatletas en sillas de ruedas y exhaustos en la línea de meta. «Estas temperaturas afectan a la salud de los deportistas y también a la toma de decisiones», detalla Los golpes de calor son la primera causa de defunción relacionada con el clima y pueden agravar enfermedades como la diabetes, el asma, los trastornos mentales y las enfermedades cardiovasculares. Además, el calor y la humedad dificultan la expulsión del calor y la regulación de la temperatura central. Al perder líquidos por la sudoración, comenta el doctor, aparecen los calambres por la pérdida de electrolitos, se acelera el pulso, baja la presión y «es más difícil tomar decisiones», apunta.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-11-28 16:19:41
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El Mundial de fútbol de 2026 en el foco: 10 de las 16 sedes tendrán partidos bajo calor extremo
