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Recuerdos actualizados y comunión verdirroja en el amargo debut del Caja 87 (68-71)

Recuerdos actualizados y comunión verdirroja en el amargo debut del Caja 87 (68-71)



El día del derbi en Nervión, el verde y el rojo se fusionaban en comunión en el Palacio de los Deportes de San Pablo. Se estrenaba el Insolac Caja 87. Un debut de lo más esperado por muchos aficionados al baloncesto de la ciudad a tenor de la expectación levantada. Que se dejó sentir en la previa, de hora y media. Hubo pasillo a los jugadores a la llegada, photocall y diversas actividades para los más pequeños en los aledaños de la instalación. Ah, y colas en los accesos. Si la explanada de aparcamientos de la calle Laffón Soto está colmatada de vehículos a falta de más de media hora para el comienzo del partido, es que el día es importante. Fue una mañana de reencuentros y novedades en la que, sin embargo, todo resultaba de algún modo entre reconocible y familiar. Incluso la voz del speaker, otro clásico recuperado para la causa. Volvían a la grada viejos aficionados del Caja, muchos de ellos talluditos pero con la ilusión de un niño, y la respuesta de la afición se reflejaba en las dos gradas telescópicas, casi repletas de público. Los mejores aforadores estimaban cifras superiores a los 2.000 espectadores, más cerca de los 2.500, aunque asistencia oficial no hay. Como curiosidad, el croata Matija Bilalovic, con un tiro lateral de cuatro metros, anotó la primera canasta en la historia del Caja 87. La igualdad imperaba al término del primer cuarto (17-17). Solidario y sacrificado en el trabajo, le penalizaban al Caja 87 sus ganas de agradar. Confundía a veces la velocidad con la precipitación. Defendía mucho más en firme los ataques posicionales que las transiciones de su rival y algunos errores no forzados acabaron en canastas del Huesca La Magia. Nada más arrancar el segundo parcial, Bertain desatascó el ataque verdirrojo demostrando su poderío en el tiro exterior. Dos triples clavó sin romper a sudar el estadounidense, uno de ellos con tiro adicional (24-17). Replicó Kwnoles y el sevillano Latorre mostraba sus habilidades bajo el aro (26-21). Moyer ampliaba con una canasta de puro talento mientras el grito de ‘¡Caja, Caja!’ retumbaba en San Pablo. Viejas costumbres recuperadas. El atlético Ken Baoko estiraba a nueve (30-21), pero ese amago de rotura se quedó en amago y prólogo de la caída. Un 0-7 de parcial obligó al tiempo muerto. Cuando parecía que el Caja 87 esprintaba, se frenó en seco hasta el punto que el Huesca La Magia volteó el marcador (30-31) en un apagón absoluto del equipo de Gomáriz: del 30-21 al 30-38 tras un parcial de 0-17. Un castigo tremendo. Se desconectó el Caja 87 en un momento crítico. Nada le salía. Hasta se les escurría la pelota de las manos a sus jugadores mientras el Huesca anotaba con la bocina de la posesión tronando. Mukendi cortaba el serial, pero el Caja 87 caía de seis al intermedio (34-40). Había perdido mucha consistencia, presa de los altibajos. Su mayor mácula, abultado parcial al margen, se reflejaba en el apartado de las pérdidas: ya eran ocho. La sangría prosiguió tras el descanso y el Huesca demarró colocando los trece de ventaja (34-47). Seco en anotación, sin referentes que tirasen del carro, el equipo anfitrión se descosió. Como no anotaba, dejó de defender con la intensidad de la primera parte. Era su mayor pecado. Olía la sangre el Huesca. La confianza había cambiado de bando. Tenía que agarrarse a la pista con más de quince minutos de partido por delante (41-51). Y para eso necesitaba activar otros resortes porque las canastas locales caían a cuentagotas. Asumía responsabilidades el capitán Dedovic y jugaban ya los cajistas con dos bases, pero las pérdidas (12), los despistes defensivos y el pobre lanzamiento exterior (3/16) lastraban todo el trabajo. Lo del Caja 87 parecía a esas alturas una lucha consigo mismo, contra sus limitaciones. No cejó en su batalla ni se abandonó. En actitud no se le puede reprochar nada. Quedaba un cuarto y estaba a ocho (50-58). Un robo de Bilalovic lo culminó el croata con un costa a costa que canjeó el equipo… en cuatro puntos (58-60). Se encendía San Pablo con el Caja 87 aumentando sus revoluciones, pero el Huesca La Magia le echaba agua al vino de la reacción descargando otro triple (58-63). El sevillano Herrera, desde el tiro libre, ajustaba aún más el resultado (60-63) en esa ‘operación remontada’ que no acababa de cristalizar. En parte, por los múltiples fallos bajo aro y porque la serie en el triple era aterradora (3/20). Moyer zanjaba al fin esa sequía (65-68), pero el base americano y Bilalovic marraban las siguientes opciones. No así Rodrigo Gómez (Barral, por su segundo apellido, en la camiseta) que a 1.07 sí la clavaba de tres y ponía contra las cuerdas al Caja 87 (65-71). A doce segundos del cierre, estaba a cinco y con posesión, pero Dedovic erró el triple frontal y así se acabó el primer capítulo de la historia del Caja 87 en Segunda FEB. Se quedó en la orilla, mascando el amargo sabor de la derrota. Esto sólo acaba de empezar, pero en su bautismo ya ha comprobado las dificultades de la categoría. Y en qué aspectos del juego (el triple, ay) tiene que mejorar.



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Author : (abc)

Publish date : 2024-10-06 13:22:31

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