Dice Matthew Zipple , investigador de la Cornell University (EE.UU.), que «una de las cosas más misteriosas de los humanos es que vivimos vidas muy largas en comparación con muchos otros mamíferos» y quizás, la clave de este misterio esté en «la relación entre la madre y su hijo». Zipple es uno de los autores del estudio ‘ Maternal Care Leads to the Evolution of Long, Slow Lives ‘ (‘Los cuidados maternos conducen a la evolución de vidas largas y lentas’), una investigación, publicada en la revista científica PNAS, que apunta a que la relación entre madre e hijo puede ofrecer pistas sobre por qué los humanos viven más de lo esperado para su tamaño, y arrojar nueva luz sobre lo que significa ser humano. Según la investigación, el cuidado de la madre es el factor central de la longevidad animal y humana pues los investigadores se dieron cuenta de que en las especies en las que la supervivencia de las crías depende de la presencia a largo plazo de la madre , ésta tiende a evolucionar hacia vidas más largas y un ritmo vital más lento, que se caracteriza por cuánto vive un animal y con qué frecuencia se reproduce. «A medida que se refuerzan los vínculos entre la supervivencia materna y la aptitud de la descendencia , se observa la evolución de animales con vidas más largas y que se reproducen con menos frecuencia, el mismo patrón que observamos en los humanos», explica Zipple. «Y lo bueno de este modelo es que se aplica a los mamíferos en general porque sabemos que estos vínculos existen en otras especies fuera de los primates, como las hienas, las ballenas y los elefantes». Los autores han llegado a esta conclusión tras aplicar un modelo matemático universal que demuestra la relación entre la supervivencia materna y la aptitud de las crías, por un lado, y el ritmo de vida, por otro. Otros dos modelos empíricos incorporan los tipos de datos sobre supervivencia materna y aptitud de la descendencia recogidos por los ecólogos de campo. Que el cariño de una madre prolongue la salud de los animales y, por tanto, la esperanza de vida de sus crías , es algo que, para los investigadores, se aplica también a las personas. «Cuando se observa la interacción entre madres y bebés en primates no humanos, se puede ver en sus caras que no hay nada más importante en el mundo que la presencia de su madre», continúa Zipple. «Para mí -prosigue-, el trabajo sobre el comportamiento, junto con los estudios demográficos, reforzaron este hilo evolutivo común que compartimos con nuestros parientes primates más cercanos: que hay un periodo de tiempo en el que todo el mundo es nuestra madre , y aunque se debilita con el paso del tiempo, nunca desaparece». Además, los investigadores han analizado la cuestión en la hipótesis de la madre y la abuela , que data de los siglos XVIII y XIX: indica que las crías tienen más probabilidades de sobrevivir si sus madres y abuelas están presentes en sus vidas. Según Zipple, esta teoría se ha utilizado principalmente como explicación de la menopausia , ya que el cese de la reproducción disminuye el riesgo de muerte y permite a las hembras centrarse en el cuidado de la descendencia. Está claro que las abuelas han sido -y siguen siendo- hoy vitales en la crianza.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-14 14:06:09
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