Haber sido residentes en el vallisoletano colegio de la Asunción merced a sendos ‘matrimonios’ de conveniencia política con la misma pareja consorte. Eso sí, en una cohabitación en dependencias físicas, temporales e ideológicas separadas. Y haber acabado con un sonoro y precipitado ‘divorcio’ exprés antes de pasar de nuevo por el veredicto de las urnas. De haber tenido la misma pareja a ‘compartir’ enemigo, al menos políticamente hablando , es lo que también comparten ya Francisco Igea (ex de Ciudadanos) y Juan García-Gallardo (Vox) , quienes han sido los dos vicepresidentes que ha tenido el popular Alfonso Fernández Mañueco en sus algo más de cinco años entre sendos mandatos. Y como del amor al odio, que dicen, hay un paso, también en la política. Rota la relación, a la oposición, y confrontación. Literalmente. Ahí están quienes han sido ambos números dos en la Junta de Castilla y León. De sentarse en el banco azul a la derecha de Mañueco a ponerse justo enfrente de quien sigue siendo el presidente. De responder desde el Gobierno y cerrar filas con el Partido Popular, a fijar el cerco. De eso ya sabe Igea , despojado del cargo de vicepresidente cuando Mañueco decidió romper en diciembre de 2021 con sus primeros socios y convocar elecciones . El paso por las urnas menguó hasta el extremo a la formación naranja que él fue el único superviviente en las Cortes. Y pasó de sentarse en la primera fila a la última, de estrenarse en el Parlamento de Castilla y León –que no en la política– en el banco azul del hemiciclo, a quedar relegado al gallinero del Grupo Mixto y ya ni siquiera bajo unas siglas de partido que lo amparen, tras la expulsión hace unos meses por parte de Ciudadanos. Igea se reparte con los otros dos compañeros del Grupo Mixto la pregunta en cada sesión de control a Mañueco, aunque desde el primer momento ha dejado claro que él está dispuesto a dejarse oír y exprime cada ocasión . Y es que hay mucho morbo por esos duelos dialécticos entre quienes compartieron gobierno merced a un ‘casamiento’ pactado en Madrid por sendas formaciones. Pero con el que Igea nunca se mostró cómodo, por más que intentó disimular y que tras el divorcio ha reconocido sin tapujos. Para abrir boca, la sesión de investidura en la que el entonces cabeza visible de la formación naranja veía cómo tenía sustituto en la Vicepresidencia, llamada a ser ocupada por Juan García-Gallardo. «Está solo», le espetó Mañueco en ese estreno, en el que le recriminó que quiso «apuñalar por la espalda» al PP únicamente por «supervivencia política» pues «necesitaba usted a alguien para mantenerse ocho años en el poder». «Pero sus confabulaciones han fracasado», espetaba Mañueco en ese estreno, en el que Igea restregaba al popular que no «diera la cara» durante la pandemia del Covid-19, en la que él y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, fueron los rostros más visibles. «No le merecen ni sus compañeros de partido, ni esta comunidad, ni su familia» , le llegó a decir Igea. «No tiene ni valor ni palabra», reprochaba Mañueco a Igea, todavía sin poder olvidar cómo las fugas en su grupo a punto estuvieron de costarle la Presidencia en la finalmente moción de censura fracasada del PSOE. DEL VACÍO AL ESTRENO Un aperitivo hace algo más de dos años de unos desencuentros verbales y palabras subidas de tono en los que, además, desde el Grupo Parlamentario Popular en las Cortes, que ya no las tenían todas consigo con Igea, han respondido a quien fuera su socio precisamente sin contestar a sus intervenciones en el Parlamento. Quien todavía no se ha estrenado como nuevo portavoz de su partido es Juan García-Gallardo , quien despojado del título de vicepresidente de la Junta ha tomado posiciones al frente del bloque de Vox en las Cortes. Será en el nuevo periodo de sesiones que se abre en septiembre cuando tendrá ocasión. Aunque ya ha ido dejando alguna perla. Bien es cierto que hasta ahora han sido más los dardos contra el PP de Alberto Núñez Feijóo a nivel nacional que contra quien fue expresamente su socio en Castilla y León, personificado en Mañueco, a quien incluso en su adiós oficial mostró su «agradecimiento personal», su «afecto» y «cordialidad» . «Siempre te estaré agradecido por las numerosas ocasiones en las que, con esfuerzo, hemos conseguido ponernos de acuerdo, a pesar de nuestros distintos puntos de vista iniciales, nuestras diferencias durante este tiempo han sido notables», defendía hace ya algo más de un mes García-Gallardo. Claro que, muy imbuido, eso sí, del discurso nacional de su partido, el ya exvicepresidente no tardó en disparar desde el otro lado contra sus ex y apuntar que dará guerra. Y que, subrayó, no será fácil, en teoría, ganarse su apoyo. Quiere marcar territorio con sello Santiago Abascal. «A partir de ahora, será Vox quien lleve la iniciativa política en Castilla y León» , defendió antes de irse de vacaciones forzadas y precipitadas. «Ahora, el PP tendrá que negociar punto por punto si quiere contar con nuestro apoyo» , recalcaba García-Gallardo, quien ya en su etapa a la ‘derecha’ de Mañueco tampoco se cortó muchas veces la lengua. Y suyas fueron la palabras que más incendios han desatado en estos dos años escasos de gobierno compartido. Las medidas de apoyo a las embarazadas, sus declaraciones sobre los inmigrantes y, en especial, los dardos contra los sindicatos, en la hemeroteca de Gallardo. Y precisamente que el Gobierno en solitario del PP se reuniese con ellos casi nada más salir Vox escoció a su exvicepresidente, muy crítico de nuevo con lo que considera «la devolución de los viejos privilegios sindicales». En unos días, se estrenará de verdad en la oposición .
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Author : (abc)
Publish date : 2024-08-24 13:10:27
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