Están en todo lo alto del barrio del Realejo y desde allí miran casi cara a cara a la Torre de la Vela , el punto más alto de la Alhambra . En su momento cumplieron una función militar de la que ahora, cuando se sube a verlas, quedan bastantes pruebas. Porque se puede subir, eso debe ser lo primero que se diga. Y gratis. Son las Torres Bermejas y, aunque son el pórtico de la Alhambra, se construyeron con anterioridad, en el siglo IX . Desde entonces han sufrido varias reconstrucciones, la última de ellas en el XX. Desde noviembre de 2024 se pueden ver los sábados y domingos de forma gratuita. El baluarte de Torres Bermejas pertenece a las construcciones que ordenaron los Reyes Católicos en el año 1492 para adaptar las fortificaciones conquistadas a las nuevas exigencias militares. En época moderna y contemporánea, el complejo fue reconvertido en cárcel de hombres, cárcel de mujeres, centro de detención de mendigos, asilo, centro de acogida y prisión militar. En 1962 fue comprado al Ministerio del Ejército por el Patronato de la Alhambra y el Generalife. Sin embargo, no se le ha dado uso hasta ahora. En 2017, la Junta de Andalucía inició los trabajos de restauración, que han costado 1,8 millones de euros. Entre las intervenciones realizadas destacan los trabajos de conservación de las fábricas arquitectónicas con la actuación sobre cubiertas y plataformas, que han permitido dotarlas de estanqueidad. Además, en 2021 se llevaron a cabo unos trabajos de emergencia para resolver problemas de grave inestabilidad estructural. No son preciosas por dentro, no tienen nada que ver con el Patio de los Leones . Como fuerte militar, lo fundamental era ser práctico. Esa sobriedad se nota, por ejemplo, al entrar en las dependencias del interior de las torres. La pena es que por ahora no se puede subir hasta lo más alto. Hay unas escaleras un poco precarias pero sólo para uso del personal de mantenimiento. Pero por falta de buenas vistas no va a ser. Las torres permiten divisar el perímetro en 360 grados a la redonda, era lo suyo para vigilar todos los rincones. Eso, en la práctica, significa que se puede ver en primer término la Alhambra y a su izquierda el barrio del Albaicín , una estampa difícil de divisar y desde luego digna de admirar. Pero es que en los miradores que no dan al monumento nazarí, ahora convenientemente adaptados para que gusten más a los visitantes , también hay sorpresas muy agradables. Girando la cabeza desde la Torre de la Vela en el sentido inverso a las agujas del reloj, se contempla buena parte del centro hasta llegar al Realejo, que como se ha dicho queda a los pies y se presenta en todo su esplendor. En un segundo plano, la Vega, ahora penetrada por decenas de pueblos del Área Metropolitana, y al fondo del todo un paisaje ya más despejado, que recuerda lo que pudo ser el pasado, cuando, como dirían los mayores, todo aquello era campo y los vigilantes de la fortaleza podían divisar a los que se acercaban cuando aún les quedaba al menos un día de viaje a caballo. Ahora que ya es un atractivo más de los muchos asociados a la Alhambra, su patronato pretende que sea un atractivo más en su proyecto de recuperación de la colina o cerro del Mauror , paralelo a la colina de la Sabika y separado de ésta por el cautivador Bosque de la Alhambra. En el Mauror están, entre otras cosas, la Fundación Rodríguez Acosta o el Carmen de los Mártires , espacios ambos de los que conviene hablar con más calma.
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Author : (abc)
Publish date : 2025-01-13 16:08:00
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