No hay dos sin tres y, a partir de este jueves 19 de septiembre, La 1 de TVE emitirá tres series diarias de época: ‘La Moderna’ (16.30), ‘La Promesa’ (17.30) y ‘Valle Salvaje’ (18.30). Antes, el miércoles 18 a partir de las 22.50 horas, La 1 estrenará el primer capítulo de ‘Valle Salvaje’ , el nuevo serial ambientado en el siglo XVIII, creado por Josep Cister Rubio y producido por Bambú , o sea, los responsables de ‘La Promesa’ . Casi una hora y media dura esta carta de presentación sobre una joven, Adriana (Rocío Suárez de Puga), que recala en Asturias por culpa de un matrimonio concertado. Si es inédito que una telenovela española esté ambientada en la segunda mitad del siglo XVIII, también será excepcional su modelo de emisión, pues cada capítulo de ‘Valle Salvaje’ estará disponible en Netflix veinticuatro horas después de su pase en La 1. —Valle Salvaje se promociona como de los creadores y responsables de ‘La Promesa’. ¿Qué similitudes y diferencias hay entre una y otra? —Seguimos en la búsqueda de los límites de la serie diaria . Lo que nunca se había hecho, porque ‘La Promesa’ ya está hecha, es llevar la ficción a 1763. Es una época completamente diferente: vestuario, decorados, ambientación, peinados… Para nosotros era imprescindible que la serie se diferenciara muy bien de ‘La Promesa’. La cuestión era intentar diferenciarla a nivel visual. Era un rato llevárnosla a 1763. Reconstruir ese valle, hacer dos palacios construidos para la serie… A partir de ahí, ¿cuáles son las similitudes? Volvemos a temas que interesan a todo el mundo. Temas universales. Volvemos a hablar de la familia, de lo que supone y condiciona si eres el padre, la madre, qué hijo eres, en qué puesto has nacido de esos hijos y volvemos a contar temas de amor potentes, intriga… Los elementos son los mismos porque son intrínsecos al ser humano. El envoltorio es lo que lo hace completamente distinto. —Volvemos a tener una protagonista femenina, una ambientación rural y un misterio con venganza… Son teclas que ya habéis tocado en ‘La Promesa’. —Se toca en todas las series. —Esto funciona y engancha. —Si me preguntas por qué ha funcionado ‘La Promesa’, no te lo sabría decir. Sí tenemos claro que hay historias que nos son comunes a todos, incluso al margen de la época. Familia tenemos todos ahora y hace 300 años. Sabemos lo que es amar ahora y hace 300 años. Sabemos lo que es que nos traicionen ahora y hace 300 años. Con eso sí jugamos de forma abierta. Que sean sentimientos lo más comunes posibles y que todos los espectadores nos podamos sentir identificados con esos valores. —¿Cuál es el germen de ‘Valle Salvaje’? —Es una macarrada importante lo que vamos a hacer en una diaria en mil setecientos y pico. Es un riesgo importante hacerla en 1700. La época me parecía muy atractiva. Todo empezó con la historia de Adriana, una mujer que ha tenido que hacerse cargo de su familia desde muy joven por la muerte de su madre y que tiene dos hermanos, pero es más una madre que una hermana. Y a partir de ese personaje y lo que se veía aceptable o no que hiciera una mujer en esa época, empieza el germen de ‘Valle Salvaje’. Cuando construí la historia de Adriana en Madrid, [pensé] ‘¿y si le damos un giro y nos alejamos de la ciudad y nos vamos a lo rural?’. —Decías que gracias a lo que hicisteis en ‘Dos Vidas’, existía ‘La Promesa’. No sé si gracias a lo que habéis hecho en ‘La Promesa’, existe ‘Valle Salvaje’. —Por supuesto. Superar el fenómeno de ‘La Promesa’ es algo que está al alcance de los espectadores que decidan vernos o no vernos y de otros factores que no dependen de nosotros. Tenemos claro que ‘La Promesa’ es algo único en la ficción en España. Si queríamos acercarnos a eso teníamos que darle una vuelta y hacerlo de manera distinta. Que ‘La Promesa’ esté ambientada en 1915 y ‘Valle Salvaje’ en 1763 ya es un diferencial absoluto. Obviamente, tanto ‘Dos vidas’ como ‘La Promesa’ han influído brutalmente en ‘Valle Salvaje’, de ahí sacamos las experiencias, cómo hacer las cosas, aquí nos vamos a un siglo donde no hay luz, tenemos que iluminar con velas… Si no hubiésemos hecho ‘La Promesa’, hubiese sido imposible, como los decorados. —No sé si se ha concebido como una serie diaria más corta. ‘Va a durar 120 episodios, como mucho 200’. O si es una serie que funciona, pueda durar lo máximo posible. —Cada vez que digo esto me equivoco. Siempre piensas en ir hacia un final cuando arrancas una historia porque las preguntas del principio tienes que responderlas al final. Pero luego la vida es muy tozuda. Hay veces que terminas en el episodio 120 y a veces en el 500 y a veces en el 700. No depende de nosotros. Este tipo de formatos sí llevan a poder contar una historia. Cuando emites cinco días a la semana, la propuesta a los espectadores es: ‘siéntate a ver el transcurso de la vida de estos personajes’. El transcurso no es un año. Pueden ser muchos. O puede ser un año. ‘¿Dónde está el final y cómo es el final?’ es algo a lo que te enfrentas en el inicio de la historia, cuando arrancas a plantearla, pero luego la consecución de esto puede dar muchas vueltas. —A la hora de la narración, del ritmo de las historias… ¿En qué momento supisteis que ‘Valle Salvaje’ también se iba a emitir en Netflix en la que la gente pueda verse cinco episodios seguidos? En RTVE Play también puede pasar con ‘La Promesa’. ¿Lo teníais en cuenta a la hora de escribir las tramas o de repartir los giros? —No, la verdad es que no. No hago diferencia entre hacer un formato diario o de ‘prime time’ [horario de máxima audiencia] o para Instagram con ‘stories’ de 15 segundos. En cada momento necesitas un tipo de tramas, un tipo de historias, unos giros, que son diferentes según te lo va pidiendo la historia, pero no según un calendario de emisión. Trabajamos más pensando en qué le puede pasar a este personaje, qué puede pasar en la historia, que nos parece más atractivo, para mí y para la gente… —¿Puede haber saturación de series diarias de época? —Ese riesgo siempre existe y más en nuestro caso que vamos a ir colocados en el último ‘slot’ [18.30 horas]. Lo decidirá el público. —¿En qué punto de ‘La Promesa’ estamos una vez se están desarrollando estas confesiones de secretos que los personajes tienen desde el episodio 1? —Estamos en un punto muy interesante. Lo que está viendo el espectador ahora mismo nos va a abocar, con toda seguridad, a un cambio de paradigma en ‘La Promesa’. Deshacer un poco y desandar lo que, hasta este momento, estaba establecido en ‘La Promesa’. Manuel sabe el secreto de Jana y a partir de aquí, los acontecimientos son una rueda imparable. —Me da la sensación de que con el embarazo de María Castro hubo un encaje de bolillos tremendo. No sé si incluso con la trama de la Primera Guerra Mundial, la trama de Gregorio… ¿Se cambió el rumbo de la serie que tenías? —Cuando María me contó que estaba embarazada… ‘María, sin ningún problema’. Estos acontecimientos uno se lo tiene que tomar como una oportunidad a la hora de escribir y no como un hándicap. Es lo que hicimos. Aprovechamos lo que estaba pasando para llevarlo a las tramas. La trama de la Primera Guerra Mundial estaba planteadísima desde hacía mucho tiempo porque es imposible hacer algo como lo que hicimos si no está planificado con muchísima antelación. Pero la trama de María no. Viene inesperadamente como las cosas de la vida. La cuestión era intentar ingeniar una trama que se adaptara a las necesidades de María y poder seguir contando con el personaje de Pía. Uno intenta hacerlo de la mejor manera que puede. María me lo dijo por la mañana un día, a las 10.30, y media hora más tarde yo le estaba contando lo que le iba a ocurrir. —La Guerra Mundial, las escenas, ya pasaron; los dos personajes volvieron…, pero no sé si queda por contar algo de eso. –Sí. —Algunos personajes de ‘La Promesa’ se van, unos llegan, otros regresan… A veces, los personajes bromean con que el palacio parece un hotel. No sé si ha habido casos de personajes que se han quedado más o se han quedado permanentes por lo bien que han caído entre los espectadores, por lo que aportaba el actor, por lo que se ha ido descubriendo a medida que iba grabando… —Trabajamos por y para los espectadores. Pero si yo leyese las redes… Depende mucho de las tramas. Recuerdo cuando entramos con el personaje de Curro veinte capítulos de arrancar la serie, Curro se pasó ochenta capítulos donde la gente le odiaba y me llegaban comentarios de gente de mi alrededor, ‘qué asqueroso, echadlo ya’. El amor y odio de los espectadores a los personajes va unido mucho a las tramas. Yo procuro siempre dar a los actores material y personajes chulos, y que sea un reto para ellos. Ha habido personajes… Jimena, por ejemplo, era un personaje que iba a estar setenta capítulos y se marchaba, y Jimena duró un montón de tiempo. Mi misión, cuando metes un personaje, es hacerle evolucionar hacia donde vaya y a lo que crea que sea mejor para la trama y para la estructura dramática de la serie, pero si hiciésemos caso de todo lo que dicen los espectadores igual quedaban dos [personajes]. No miro redes. Obviamente, los espectadores mandan. Algo que comparten ‘La Promesa’ y ‘Valle Salvaje’ es maximizar los sentimientos. Las historias de amor en ‘Valle Salvaje’ son preciosas, pero también hay historias de enfrentamiento muy potentes, muy poderosas; es la esencia de la vida. —Hay ‘La Promesa’ para rato. Hasta 2025. —Sí, seguiremos mientras que los espectadores y TVE nos quiera ahí. ‘La Promesa’ seguirá. Ya te digo: con muchas sorpresas. Vendrán muchas sorpresas. Igual que con ‘Valle Salvaje’. —Entiendo que el dilema con ‘La Promesa’ es mantener el elenco, que es más difícil porque no es una calle [como ‘Acacias 38’]… ¿Continúa ese dilema? ¿Mantener el elenco o correr el riesgo de cambiar y decir ‘5-10 años después? —Esto depende un poco de las historias. Mientras que las historias aguanten y tengamos cosas que contar, seguiremos contando. Y si en algún momento vemos que esto se agota, pues habrá que cambiar, ¿no? Es una cosa natural. En esta serie y en cualquiera. No sé. Es el ciclo normal de una serie. —No te voy a preguntar a quién quieres más. Si a ‘La Promesa’ o a ‘Valle Salvaje’. –Es un cariño diferente. Con ‘La Promesa’ hemos vivido muchas cosas todos juntos y hay un apego muy profundo que en ‘Valle Salvaje’ se está generando aún. Más que preguntarme si quiero más a mamá o a papá, la pregunta sería quieres más a tu novia cuando la conociste en los primeros meses o cuando ya tienes una relación sólida y consolidada con tu chica. Es difícil. Son dos momentos muy diferentes en los que estás viviendo cosas muy distintas. ‘La Promesa’ me ha dado unas vivencias, tenemos una mochila… ya nos viene muy de lejos en ‘Valle Salvaje’ esos lazos se están haciendo. Son dos momentos distintos de una relación. —En una relación hay baches. ¿Con ‘La Promesa’ alguna vez lo ha habido? –Baches personales de ‘estoy cansado’, quien me conoce un poco, sabe que soy bastante motorcillo. Siempre tiro y tiro y tiro. Es difícil que yo me canse. ¿Que ha habido momentos complicados durante ‘La Promesa’? Obvio. Los hay en todas las series que he hecho. Tienes esos momentos de decir ‘ostras, ostras, ¿qué está pasando?’. Desde mi lado soy la parte estable de la relación. Pero también lo soy en mi vida.
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Author : (abc)
Publish date : 2024-09-17 14:25:55
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